Fue 3-6, pero el Liverpool pudo haber perfectamente infligido cuatro o cinco goles más a un Tottenham Hotspur en la lona y al que ni las lesiones sirven como excusa para un partido tétrico ante, a priori, uno de sus rivales en esta Premier League.
A priori, porque está claro que el Liverpool juega en otra liga. Que es el mejor equipo del continente y del mundo y que solo un descalabro en la segunda vuelta podría provocar que se les escapase la segunda Premier en tres décadas.
En el primer tanto del juego, Trent Alexander-Arnold, con un envío a la cabeza de Luis Díaz. El colombiano abrió el marcador y le siguió Alexis Mac Allister, también de cabeza, en una pelota que peleó Dominik Szoboszlai entre unos tímidos Spence y Gray.
Logró descontar James Maddison, tras un error garrafal en el control de Mac Allister, pero al Tottneham le llegaban demasiado fácil.
Con apenas un pelotazo de Alexander-Arnold, Salah le fabricó el 1-3 a Szoboszlai. Con esta amplia ventaja, la segunda parte sirvió para que Salah completara su exhibición con goles. Aprovechó un balón muerto que no pudo empujar Szoboszlai para el 1-4 y metió la manita en otra jugada para sacar las vergüenzas de la defensa ‘Spurs’.
Apenas cuatro toques necesitaron los de Liverpool para generar otro tanto. Cody Gakpo filtró la pelota desde la frontal para la entrada de Szboszlai, este controló en carrera y dio un pase en horizontal que quitó del horizonte al defensa y al portero y dejó a Salah solo.
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Recortó dos el Liverpool, por medio de Kulusevski y Solanke, pero a cinco minutos del final, cuando el público del norte de Londres confiaba en un milagro final, Díaz, con la segunda asistencia de Salah, silenció el Tottenham Hotspur Stadium.
Su principal perseguidor en la Premier League, el Chelsea, igualó sin goles ante el Everton, alejándose del líder Liverpool a cuatro puntos de diferencia.
EFE