Ganar un título en el beisbol moderno es complejo, construir una hegemonía es casi imposible. En principio mantener una misma plantilla, incluyendo a los importados, no es algo sencillo y más allá de eso no existe ninguna garantía de que su desempeño será siquiera parecido al de la campaña anterior. Los Tiburones de La Guaira lo están viviendo en carne propia al quedar eliminados en ronda regular, apenas unos meses después de ser campeones de la LVBP por primera vez en 37 años.
Un comienzo arrollador, de 12-5 en octubre, puso a más de uno a soñar con el bicampeonato, algo que no consigue el equipo escualo justamente desde 1984 y 1985. Pero el desenlace socavó cualquier esperanza de la afición. Diferencias, demasiado públicas, entre la gerencia y el cuerpo técnico agravaron la situación y llevaron al equipo a un punto sin retorno.
Tiburones resintió mucho las ausencias de peloteros como Maikel García y Ronald Acuña, que -en poco más de 20 juegos- se convirtieron en la punta de lanza en la clasificación pasada, ligando para .424 y .380, respectivamente. Pero también sufrió una decepción con Yasiel Puig, que fue clave en el cierre de la ronda regular anterior y aún más importante en el Round Robin y la final, pero este año se marchó después de 17 juegos bateando apenas para .242. No vieron uniformarse a Miguel Rojas, ni a Brayan Rocchio y perdieron temprano a Franklin Barreto por lesión.
Leonardo Reginato -que ligó para .344 el año pasado- terminó firmando con Caribes, el capitán Danry Vásquez (.296) fue traspasado a Cardenales y Lorenzo Cedrola (.333) terminó en Tigres, equipo con el que -a la postre- se alzó campeón bate de la temporada con un astronómico promedio de .395. En un abrir y cerrar de ojos, de los referentes ofensivos que los hicieron campeones el año pasado, solo quedaron Wilson García y Alcides Escobar.
Claro, sumaron piezas interesantes como Yangervis Solarte y Luis Matos, firme candidato al Novato del Año, y contaron -en la recta final- con un productivo Gabriel Arias. Pero no fue suficiente. Para la importación nunca encontraron un nombre que aportara algo similar a lo hecho por Yasiel Puig el año pasado y su producción colectiva no estuvo siquiera cerca de lo que se esperaba. Pasaron de ser la mejor ofensiva de 2023, con un average colectivo de .306, a tener el tercer promedio más bajo del campeonato actual, ligando solo para .287. Todo esto mientras el pitcheo terminó con una efectividad colectiva de 5.72, solo más baja que la de Caribes (5.94) y Leones (6.04).
Cualquiera podría decir que el campeón falló, pero en honor a la verdad el campeón no compitió, el campeón fue desintegrado y el equipo que se armó en su lugar no alcanzó los estándares necesarios para llegar a enero. Ahora viene la reflexión y la reestructuración, ahora hay que empezar de cero.