Venezolanos rechazan encierro en albergues de Panamá y Costa Rica

Venezolanos rechazan encierro en albergues de Panamá y Costa Rica

En un pueblito del Caribe panameño, el venezolano Luis Montilla aguarda para pagar una lancha en su camino de regreso tras no lograr entrar a Estados Unidos. Prefiere dormir en la playa a estar encerrado en albergues de migrantes: “No somos animales”, dijo a la AFP, según reporte de La Patilla.

Montilla, de 28 años, y otro medio centenar de venezolanos están varados en la localidad costera de Miramar, en la provincia de Colón, esperando que sus familiares les envíen los 260 dólares que cobra a cada uno el lanchero por llevarlos a la frontera con Colombia para luego seguir rumbo a su país u otro destino.

Cruzaron México y Centroamérica a pie y en autobús pues el presidente Donald Trump endureció la política migratoria y eliminó la aplicación CBP One con la que pedían cita para solicitar asilo.

“La migración inversa no es un retorno voluntario, sino el reflejo de una crisis mayor que ha dejado a miles en el limbo. Es un flujo de retorno forzado”, afirmó a la AFP Diego Chaves, analista del Instituto de Política Migratoria, con sede en Washington.

Ni Montilla ni los otros quisieron acogerse al plan anunciado esta semana por Costa Rica y Panamá, que envían a los migrantes, en buses que ellos deben pagar, a refugios en remotas zonas fronterizas.

“Te tienen ahí como si fueras un delincuente, estás preso”, afirma Víctor Díaz, de 19 años. Como cientos en el último mes, Díaz prefiere el peligro del mar a volver a cruzar la inhóspita selva del Darién, fronteriza con Colombia.

La mayoría de venezolanos se devolvió de México. En el camino, Montilla ha dormido en la calle sobre cartones y comido de la caridad.

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